Tu niño comienza a decir algunas palabras y te preguntas cómo enseñar a hablar a tu hijo. Tienes miedo de que tu hijo no hable. Te surgen dudas porque no sabes si debes corregirle, cuándo corregirle o cómo hablarle para que te entienda. Te dejamos algunos puntos para enseñar a hablar a hablar tu niño de manera natural:

Enseñar a hablar lleva su tiempo: dale su tiempo

Tu hijo o tu hija balbucea. O quizá chapurrea ya alguna palabra, aunque no se le entienda. Mírale, escúchale con atención. El simple hecho de captar tu atención ya le anima a seguir con ello. Cuando termines tú, espera y cuando tu hija o tu hijo vuelvan a balbucear, repítelo de nuevo. De este modo, aprende que para hablar hay turnos: ella o él hablan y mamá u otra persona responden. Y por supuesto, estás respetando el tiempo que más adelante necesitará para organizar lo que quiere decir.

Repite lo que dice

Te puede parecer que no está diciendo nada. Pero ese balbuceo, ese chapurreo, está imitando tu lenguaje: intenta igualar la entonación de tus frases y los sonidos más frecuentes que utilizas tú y el resto de su entorno. Cuando termine de decir algunos sonidos, repíteselos sonriendo, jugando. Así, comprobará cómo suena lo que dice interpretado por otra persona de su entorno. Podrá escuchar los sonidos que tiene que aprender y los irá procesando poco a poco. Y cuando más adelante ya diga palabras, podrá escuchar cómo se dicen de manera correcta.

Amplia lo que dice

Cuando comience a hablar, repite lo que dice y alarga su frase. De este modo, aprenderá cómo hacer construcciones más largas. Por ejemplo, si te dice «aba» para pedir agua, puedes decirle «¿quieres agua?». Es más interesante que darle el vaso de agua porque has añadido un verbo a su frase. Más adelante, cuando diga «quedo agua» podrás alargar su frase así «¿quieres un vaso de agua fresca?». Y así, de manera fácil, podrás ampliar su lenguaje.

Ten paciencia para enseñar a hablar

Ten paciencia cuando esté en la etapa de preguntar por qué todo el tiempo. Respóndele al menos las primeras veces. Cuando simplemente quiera llamar la atención, dásela de otra manera, bromea, hazle cosquillas, desvía su interés hacia otro objetivo.

Ten paciencia cuando tartamudee y déjale terminar. También cuando quiera decirte algo y no le entiendas a la primera: probablemente a él o a ella le importe poco repetir cinco veces lo que quería decir.

Dile cómo suenan

Las onomatopeyas son los sonidos que imitamos de los animales o las cosas. Por ejemplo, ‘guau, guau’ para imitar el ladrido, ‘tilín’ para imitar el sonido de una campana, etc. Son sonidos sencillos que acercan al bebé al lenguaje oral. Por eso, cuando tu bebé aún no dice palabras, es interesante decirle cómo suenan los animales y distintos elementos de su día a día. Son sonidos sencillos, atractivos y fáciles de identificar. Además, le están acercando la fonética del lenguaje de su entorno, es decir, le están enseñando los sonidos básicos, las letras que se hablan.

Nombra lo que veáis

Ponle nombre a lo que veáis en casa, paseos, la consulta del médico, etc. Provoca que interactúe con lo que nombres. Por ejemplo: «mira, un pájaro, llámale, ‘ven, pájaro, ven'». De este modo, irá aprendiendo cada vez más palabras nuevas.

Los gestos para enseñar a hablar

Los gestos naturales son un apoyo visual potente para el lenguaje oral. Ya sabemos que una imagen vale más que mil palabras. Así que toda información que le entre por la vista a tu hijo va a ser muy útil. Existen gestos naturales como el de hola, adiós, comer. También hay gestos asociados a canciones, como la canción de los cinco lobitos. Y en los últimos años se ha extendido el uso de los signos para bebés.

Canciones y cuentos

Que no falten. Lee cuentos a tu hijo o a tu hija, cántale canciones, baila con él. El lenguaje es algo vivo y divertido, atractivo. Y los cuentos y las canciones también lo son. Además, cuentan con la ventaja de que le muestran otros mundos sin moverte de casa. De este modo, pueden ver animales de la selva, de la granja, estaciones del año, etc. Por supuesto, tienen el extra de regalar toda la atención de mamá, papá o la persona que esté contando o cantando en ese momento.

Errores al enseñar a hablar a tu hijo (con gráfico)

A veces, sin darnos cuenta, también cometemos errores al enseñar a hablar a nuestro hijo. Normalmente la niña o el niño aprenden a hablar igualmente, sin más. Pero si existe algún problema del lenguaje, lo pueden retrasar. En ocasiones puede que haya un retraso del lenguaje que está asomando o sea un problema secundario a un diagnóstico ya dado como Síndrome de Down. Por eso es importante saber qué no debemos hacer al enseñar a hablar a nuestro hijo o hija. Después del siguiente gráfico te lo explico con detalle:

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Interrumpirle cuando habla

Diga tu hijo claramente palabras o no, lo mejor es esperar a que termine. No le interrumpas, deja que sea él mismo o ella quien encuentre la mejor manera de decirlo, con las herramientas de las que dispone.

Si se atasca, no le digas que respire

Este punto está relacionado directamente con el anterior. Alrededor de los tres años, muchos niños se bloquean al hablar. Déjalo terminar, su cabeza está trabajando lo más rápidamente posible para ordenar lo que quiere decir, para luego decirlo. Y claro, no es fácil cuando uno solo tiene tres años. No le digas que respire, o que piense antes de hablar. Simplemente, déjale que siga y escúchale con atención.

Cada cosa por su nombre

Una cosa es decir que el perro hace ‘guau, guau’ y otra muy distinta llamar al perro ‘guau-guau’. Un perro es un perro, un pájaro es un pájaro y no un pío-pío. Es distinto si utilizamos expresiones cariñosas para designar a un familiar, del tipo ‘chache’ para designar a un hermano o ‘yaya’ para referirse a la abuela. Es posible que tarde más en decir ‘pájaro’ que ‘pío-pío’, pero mientras simplemente adaptará lo que quiere decir: ‘ado’ por ‘pájaro’ o ‘tato’ por ‘gato’.

Elimina los -itos.

Existe la costumbre de nombrar con diminutivos gran parte de las cosas del entorno de los bebés. Por ejemplo, en lugar de ‘mira el perro’, tendemos a decir ‘mira el perrito’. O ‘¿quieres un poco de agüita?’. Pero claro, la memoria auditiva de los bebés es limitada. Además tienen que permanecer atentos a la entonación, la comunicación no verbal y a otros estímulos. Con lo cual, de la frase que les decimos se quedarán con lo último que escuchan.

¿Qué pasa entonces si la mayor parte de lo que les decimos termina en ‘-ito’ o ‘-ita’? Efectivamente, que el agua, la paloma y la camiseta sonarán igual y se nombrarán igual: el bebé utilizara ‘ita» para nombrar cualquiera de estas tres cosas. Por eso lo adecuado es utilizar los nombres tal cual, sin diminutivos.

No le corrijas de manera directa

Cuando ya diga palabras, es muy probable que cambie un sonido por otro o no diga bien los verbos irregulares (por ejemplo, que diga «agüelos» en lugar de abuelos o «rompido» en lugar de roto). Para tu hija o tu hijo es mucho más efectivo que le des el modelo correcto de manera indirecta en lugar de decirle que ‘así no se dice, se dice así…’. Por ejemplo, tu hija puede decir ‘se ha rompido el papel’. Y tú puedes responder con un ‘sí, cariño, se ha roto el papel’. O ante ‘¿hoy vienen los agüelos?’, responder a tu hijo con un ‘sí, hoy vienen los abuelos‘. Es decir, repites lo que él o ella dice pero de manera correcta.

Referencias

Félix Castañeda, P. El lenguaje verbal del niño: ¿cómo estimular, corregir y ayudar para que aprenda a hablar bien? Universidad Nacional de San Marcos: Biblioteca Digital Andina. Recuperado en 2019 de http://intranet.comunidadandina.org/Documentos/BDA/PE-EDU-0003.pdf

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. Rev. Neurología, 2009; 48 (8): 435-440. Recuperado de https://pdfs.semanticscholar.org/0162/d3d930a12811983f1b00e7fe2ebbd06b315a.pdf

Gutiérrez, M. y López, F. (2016). Interacción verbal madre-bebé: responsividad e intencionalidad. Rev. Mexicana de Psicología, (22), 2, 491-503. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/2430/243020634012.pdf

Imagen: 2081671 en Pixabay

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