Las comparaciones son odiosas pero tu hijo con Síndrome de Down no habla y el resto de sus compañeros, sí y también tienen Síndrome de Down. El lenguaje de nuestros hijos es quizás lo que más nos preocupa a las madres después de su salud. Pero, ¿por qué queremos que hable? ¿Por qué es tan importante para nosotros?

Quiero que me diga mamá

Esta es, quizá, la necesidad fundamental que tenemos. Queremos que nuestro hijo o nuestra hija nos reconozca y nos llame mamá o papá. ¿Por qué? porque lo necesitamos, venimos preparadas de serie para cuidar de nuestros hijos. Lo que buscamos con nuestros hijos de este modo se debe a la función emotiva del lenguaje (1). Cuando tu hijo o tu hija aún no te dice mamá e incluso parece que no te reconoce, todo se hace cuesta arriba.

¡Si solo es una sílaba simple que hay que repetir: ma-ma! Sí, es simple, la más fácil de pronunciar pero con un gran significado detrás: significa que me reconoces, que sabes que te cuido, que te quiero, que soy alguien importante en tu vida, tanto como yo lo soy para ti.

Por qué mi hijo con Síndrome de Down no habla

Algunos niños y niñas con Síndrome de Down tienen enormes dificultades para iniciarse en el lenguaje oral. A veces es porque tienen afectada algún área del cerebro relacionado con el lenguaje: por ejemplo, el 15% de los niños con Síndrome de Down tienen dificultades para articular correctamente las palabras (apraxia) pero aún así, podrán decir mamá y muchas otras cosas (2).

Además, la investigadora Susan Hepburn, de la Universidad de Colorado (EE.UU.) y sus colaboradores encontraron que 15% de los niños con Síndrome de Down presentan rasgos autistas (3). Este puede ser otro motivo porque el que quizás tu hija o tu hijo con Síndrome de Down no habla aún.

También puede deberse a las dificultades auditivas. Hasta el 80% de las niñas y niños con Síndrome de Down no oyen bien (4). A veces es congénito, es decir, desde el nacimiento. Y otras se agrava por la gran cantidad de otitis y/o moco que suelen tener a lo largo de su vida. Y si no oyes bien, está claro que no vas a poder distinguir bien el lenguaje para hablarlo. Seguro que cuando escuchas alguna película o algún podcast  en inglés subes el volumen más de lo normal. Ahora ya sabes por qué.

¿Hablará algún día mi hijo con Síndrome de Down?

Eso no lo sabemos en principio aunque algunos aspectos nos pueden dar pistas sobre cómo se desarrollará el lenguaje del bebé: ¿cuántas palabras comprende? ¿Cuántas dice? (7). Cuanto mejor comprenda más probable es que hable más adelante.

Pero, ¿qué pasa con el lenguaje de los niños con Síndrome de Down cuando crecen, qué pasa en la adolescencia? Robin Chapman, de Wisconsin (EE.UU.) nos puede responder a esto. Además de pintar cuadros y escribir poesía, la doctora Chapman también ha dedicado una gran parte de su vida a investigar sobre el lenguaje de los niños con Síndrome de Down. En un estudio que hizo durante 6 años a personas con Síndrome de Down entre los 5 y los 20 años de edad, encontró que los niños suelen hacer frases más complejas con los años. Sin embargo, también vio que alrededor de los 17 años los adolescentes con Síndrome de Down comenzaban a comprender peor el lenguaje.

Este estudio confirma mi experiencia como logopeda durante más de 10 años con personas con Síndrome de Down. Efectivamente, comencé a notar que los adolescentes con Síndrome de Down con los que trabajaba perdían comprensión si no trabajábamos en ello. En cambio mantenían la comprensión si intervenía en este aspecto.

¿Y qué pasa si mi hijo no habla a cierta edad?

Es posible que tu hijo o tu hija con Síndrome de Down cumpla los cuatro años, los cinco, los ocho, los diez… Y aún no hable. ¿Qué hacemos? Lo primero de todo comprender que mucho más importante que hablar es comunicar. Debemos potenciar es su interés por querer pedir algo o decirnos, sea como sea: señalando, con signos, con vocalizaciones…

No todas las personas hablan de manera oral y como hemos visto, la mayoría de las personas con Síndrome de Down tienen dificultades en el lenguaje. Es fundamental que tu hija o tu hijo no esté encerrado/a en sí mismo porque no encuentra cómo hacernos saber lo que necesita o lo que desea. Por ello este es el primer punto a tener en cuenta.

Una vez tengamos esto en mente, lo segundo a tener en cuenta es que quizá no consiga hablar como nosotros pero sí lo suficiente para hacerse entender. ¿Por qué digo esto? Porque si tu hijo con Síndrome de Down no habla, es probable que desde pequeño su logopeda y su maestro/a os enseñen signos del bimodal. El problema es que algunas personas con las que se relaciona tu hijo no lo entenderán bien… excepto si va acompañado de una vocalización o palabra similar. Solo por esto merece la pena intentarlo.

¿Qué puedo hacer para que mi hijo con Síndrome de Down hable?

Depende de cuáles sean sus necesidades y sus aficiones porque cada niño con Síndrome de Down es diferente. No obstante, dejo aquí algunos consejos que pueden ayudarte:

  • Observa y espera. Seguramente se dirija a jugar o a algo que le ha llamado la atención. Aprovecha para poner palabras y gestos o signos a eso, para mirar y escuchar juntos e interactuar ambos.
  • Llama su atención y mírale. Es importante conseguir que te atienda con canciones, palmadas rítmicas, juguetes luminosos… Cada vez que te mire puedes premiarle con una caricia y responderle como si estuvierais conversando con palabras: «sí, estoy aquí, te gusta, ¿eh?».
  • Estimula su audición. Por ejemplo, golpeando o rozando objetos distintos. O haciendo sonar uno y escondiéndolo para ver si lo busca con la mirada, y así trabajamos también su memoria.
  • Utiliza signos. Ya he hablado del bimodal. ¡Ponte manos a la obra! Al principio puede resultar complicado. Empieza por palabras como «comer» o algo que le guste especialmente.
  • Estimula su voz. Por ejemplo, dando palmaditas suaves en la boca cuando emita algún sonido, con juguetes que repiten lo que dice, cantando…
  • Imítale. Cada sonido que haga, aunque no tenga significado para ti, imítalo, como un juego. De ese modo, ella o él recibirá una respuesta que le gustará y repetirá. Además, así puede comenzar a practicar la toma de turnos natural que se da durante una conversación.

Y aunque parezca que no tiene mucho que ver, en realidad sí: procura que su nariz esté limpia. De este modo, evitamos que los mocos vayan al oído y le dificulten escuchar para aprender el lenguaje que le rodea.

¿Tienes más dudas sobre cómo ayudar a tu hija o tu hijo con Síndrome de Down? Solo tienes que enviarme un WhatsApp o un email y me pondré en contacto contigo cuanto antes.

Bibliografía

  1. Jakobson, R. (1963). Essais de linguistique genérale. París: Minuit.
  2. Kumin, L. (2006). Speech intelligibility and childhood verbal apraxia in children with Down syndrome. Down Syndrome Research and Practice, 10(1), 10-22.
  3. Hepburn, S., Philofsky, A., Fidler, D. J. & Rogers, S. (2008). Autism symptoms in toddlers with Down Syndrome: a descriptive study. Journal of Applied Research in Intellectual Disabilities, 24(1), 48-57.
  4. Basile, H. (2008). Retraso mental y genética en Síndrome de Down. Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, 15(1), 9-23
  5. Iverson, J. M., Longobardi, E. & Caselli, M. C. (2003). Relationship between gestures and words in children with Down’s syndrome and typically developing children in the early stages of communicative development. International Journal of Language & Communication Disorders, 38(2), 179-197.
  6. Abbeduto, L., Warren, S. F., & Conners, F. A. (2007). Language development in Down syndrome: From the prelinguistic period to the acquisition of literacy. Mental Retardation and Developmental Disabilities Research Reviews, 13(3), 247–261. doi:10.1002/mrdd.20158.
  7. Yoder, P. J., & Warren, S. F. (2004). Early Predictors of Language in Children With and Without Down Syndrome. American Journal on Mental Retardation, 109(4), 285. doi:10.1352/0895-8017(2004)109<285:epolic>2.0.co;2
  8. Chapman, R. S., Hesketh, L. J., & Kistler, D. J. (2002). Predicting Longitudinal Change in Language Production and Comprehension in Individuals With Down Syndrome. Journal of Speech Language and Hearing Research, 45(5), 902. doi:10.1044/1092-4388(2002/073).

 

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