La comunicación bimodal quizá la conozcas como signos bimodal, o lenguaje bimodal. Resumiendo mucho, es utilizar los signos de las palabras que dices. Gracias al bimodal conseguimos que algo tan rápido y abstracto como el habla sea visible, más lento y más comprensible. Es el mismo principio en el que se basan los signos para bebés.

Es probable que la logopeda, fonoaudióloga o terapeuta de tu hijo o hija te haya recomendado que los utilices en casa también. Incluso quizá te haya dado una lista de dibujos o vídeos para utilizarlos. Pero en el día a día es difícil: se te olvida, tu hija o hijo te entiende sin necesidad de signos, si usáis los signos las conversaciones se hacen eternas, y así un largo etcétera. O, a veces, incluso, no sabes por dónde empezar.

Por eso te presento un método en 5 pasos para conseguir que la comunicación bimodal entre en vuestra a casa y sea una ayuda para tu hijo o tu hija.

5 pasos para usar el bimodal en casa

Paso 1: observar y tomar notas

Para que el bimodal sea realmente útil y esté adaptado a vuestras necesidades, es necesario observar y anotar. Uno de los objetivos del lenguaje bimodal es hacer accesible el entorno del niño o de la niña. Para ello, tenemos que ver cómo es e incluso, qué necesitamos nosotros. Al fin y al cabo, también la madre, el padre, los hermanos, necesitarán que la niña o el niño les entienda.

¿Y sobre qué tenemos que tomar notas (1)?

Intereses y necesidades de la niña o el niño

  • Aquello que le interesa o quiere (comida, juguetes…) y aquello que necesita.
  • Signos o gestos que ya utiliza o estrategias como señalar o decir alguna palabra.
  • Lo que le anima a comunicarse. Por ejemplo, si pide mucho un juguete o habla, aunque sea en su jerga, cuando llega alguien conocido.

Nombres de personas conocidas, acciones, objetos

  • Nombre de las personas con las que el niño o la niña trata normalmente.
  • Convenciones sociales como hola, adiós, gracias, por favor, perdón.
  • Acciones más habituales (dormir, querer algo, comer, jugar, ver, bañar, ir, trabajar, comprar, pintar, romper…)
  • Sentimientos: alegre, enfadado, triste, tranquilo, nervioso, sorprendido.
  • Otros como bien, mal, guapo, feo, bueno, malo, me gusta, no (no me gusta, no quiero…).
  • Palabras sobre el tiempo: ahora, mañana, ayer, luego, hoy, antes.
  • Palabras que describen como mucho, poco, nada, grande, pequeño, colores, alto, bajo, rápido, despacio.

Paso 2: elegir los primeros signos del bimodal

Los signos del bimodal deben escogerse de la lengua de signos de cada lugar. Circulan también una serie de dibujos por internet desde hace años que en ocasiones, coinciden con la lengua de signos o de señas del sitio y otras no. Sin embargo, tienen la ventaja de que están muy extendidos. La desventaja añadida es que no siempre se comprende bien cómo debe hacerse el signos. Por eso tenemos otros recursos valiosos como Spread The Sign.

¿Y cuántos signos escogemos? En principio, depende de cada niña o niño y de cada familia. Puedes probar con uno durante una semana. Puede ser el signo de una petición (dame, quiero) o una convención social (por ejemplo, hola o por favor) o simplemente el signo de aquella comida/bebida (pan, leche…) o aquel juguete que pide siempre. Es interesante que su logopeda lo haya trabajado con él o con ella anteriormente.

Paso 3: elegir las situaciones con bimodal

Habitualmente, los signos de la comunicación bimodal son fáciles de utilizar en cualquier situación. Pero es igualmente fácil que se nos olvide hacerlos o que encontremos más rápido hablar sin ningún tipo de apoyo. Por ello, puedes organizar una reunión de familia en el caso de que haya hermanos también u otras personas conviviendo, para elegir en qué momentos pondréis especial énfasis en el signo escogido esa semana. Ese momento debe ser diario.

De nuevo, cada familia y cada niño o cada niña es único, pero te dejo algunas sugerencias que, quizá, sean útiles. Procurad escoger solo una al principio:

  • Al salir del cole o al llegar a casa.
  • Durante una de las comidas que haga la niña o el niño en casa (desayuno, comida, merienda, cena…)
  • Durante el baño (o antes o después).
  • En el parque.
  • A la hora de dormir.
  • Al comprar el pan.
  • Al vestirse.
  • Durante el paseo.

Escoger únicamente una situación hará que sea más fácil ser conscientes del signo. Además, será más fácil de asociarlo a un momento concreto y recordarlo. También genera tranquilidad a lo largo del día al saber que «aún no toca hacer el signo» y que, por lo tanto, no pasa nada porque se haya olvidado. Conforme la niña o el niño lo vaya adquiriendo, es probable que ella o él mismo lo generalicen a otras situaciones por sí solos. Si no es así, la familia deberá ir añadiendo situaciones a utilizar cada semana o cada pocos días, según el avance que permitan las circunstancias en cada momento.

Paso 4: difundir el signo del bimodal elegido

Una vez que ya habéis elegido el signo correspondiente y la situación en la que lo utilizaréis preferentemente, es necesario informar a todas las personas que participarán en ese contexto o a las que el niño o niña ve con frecuencia.

Informar significa que enseñaréis cómo se hace el signo, qué significa y cómo utilizarlo en esa situación determinada.

También os aseguraréis de que la niña o el niño lo conozcan mínimamente. Quizá tengáis que ayudarle al principio. Para ello, podéis coger su mano y ponerla de tal manera que haga el signo. Si ya lo hace, simplemente recordádselo cada vez y pedid que os imite cuando sea necesario. Así, poco a poco, lo irá adquiriendo. Eso sí, debéis procurar que se acompañe de algún sonido o sílaba relacionada con la palabra las veces que sea posible.

Paso 5: evaluar

Cuando se haya utilizado el signo en todas las situaciones posibles en la vida del niño o de la niña, es necesario comprobar si lo utiliza espontáneamente. Si es así, e incluso lo signa en otros contextos, tanto la familia como él o ella están listos para aprender y generalizar otro signo.

Referencias

  1. Maggio, V., Álvarez, A., Benavidez C., Almeida, M.F. y Trombetta, G. (2015): Comunicación bimodal: elementos básicos para su aplicación. Ed. Hesiodo, Buenos Aires.

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