Una de las primeras preocupaciones que solemos tener madres y padres es que nuestro hijo o nuestra hija no pronuncia la r, o la erre doble, para ser más exactos. Normalmente estamos bastante tiempo debatiéndonos en la duda hasta que, finalmente, alguien da la voz de alarma y decidimos llevarlo a una logopeda. Sin embargo, otras veces no tenemos a nadie a quién consultar. Al fin y al cabo, no pensamos que mi hijo no habla, ya que pronuncia muy bien el resto de las palabras. Cuando alguien no puede pronunciar la erre se dice que tiene rotacismo. En este artículo vamos a intentar dejar claro cuándo es normal que tu hijo no pronuncie la r y cuándo no.
¿Oye bien?
Este es el primer punto a observar cuando tu hija o hijo no pronuncia la r. Normalmente estaremos ante una niña o niño que no tiene ningún déficit auditivo de manera permanente. Pero sí pueden darse otitis recurrentes que impiden que el niño no pueda distinguir bien la erre. Por eso, uno de los primeros pasos es acudir a un otorrinolaringólogo (ORL por sus siglas) para que descarte esta posibilidad.
Si verdaderamente el problema es que tu hija o hijo no está oyendo bien, el ORL será el que proponga la solución para corregirlo. Una vez solucionado, quizá la niña o el niño comiencen a corregir los fonemas (sonidos) que dicen mal. Aún así, a veces es necesaria la ayuda de una logopeda para enseñarles a distinguir los sonidos del lenguaje.
¿Tiene frenillo?
Todos hemos oído hablar alguna vez del famoso frenillo lingual, también llamado anquiloglosia. Es posible que en ocasiones el niño o la niña tengan un frenillo lingual muy limitante. Esto les impide, entre otras cosas, elevar los laterales y la punta de la lengua para producir la erre. Y es por ello que tu hijo/a no pronuncia la r.
Existen tres posibles soluciones para ello:
- Operar el frenillo: lo que se conoce como frenectomía. En niños la cirugía conlleva cierto tiempo de recuperación.
- Sustituir la r por otro fonema parecido: siempre se notará la diferencia pero será más discreto que sustituir /rr/ por /g/, por ejemplo.
- Vivir con ello: muchos hablantes del español no pueden decir la erre. Es un posible impedimento para profesiones como presentador o actor pero no para otros empleos como anestesista o policía.
¿Qué edad tiene?
La edad es uno de los factores fundamentales para saber si debemos preocuparnos cuando el niño o la niña no pronuncia la r. Todos sabemos que un niño de 2 años probablemente hable peor que una niña de 6 años. Pero, ¿cuándo se considera que una niña o niño deben pronunciar la erre?
Como edad última podemos poner los 7 años. Al fin y al cabo, la erre es el fonema más complicado de articular del español. Sin embargo, algunos autores hablan de tenerla adquirida a los 5 años (Franklin Susaníbar y otros, 2013) y otros hablan de tenerla adquirida a los 7 años (Laura Bosch, 2003).
¿No pronuncia la r en su lengua de origen?
Todos sabemos que existen ciertas lenguas donde la erre es distinta, como en el inglés. A veces, la erre directamente no existe, como es el caso del chino. Por tanto, si una niña o niño no han oído la erre anteriormente, es complicado que puedan decirla.
Por eso si la niña o el niño hace poco que están en un país de habla hispana y vienen de otro donde la erre brilla por su ausencia, no podemos esperar que la tengan en su repertorio. Por supuesto, podremos enseñarles a articular la erre pero, primero, debemos procurar que sepan distinguir su sonido.
¿Distingue la r de otros sonidos?
En ocasiones, simplemente el niño o la niña no distinguen la erre de otros fonemas como la /d/. En este caso, no es que no oigan bien, es que su cerebro es incapaz de encontrar la diferencia en principio. Por tanto, la solución pasa por acudir a la logopeda para que comience a trabajar lo que llamamos discriminación auditiva entre la r y el fonema con el que la confunda el niño o la niña.
No pronuncia la r, ¿qué hacemos?
Bien, hemos descartado todo la anterior y nos encontramos con que, efectivamente, nuestro hijo o hija no pronuncia la r. Lo primero es acudir a un logopeda para que valore si es solo la r, o se nos ha escapado algún fonema más y no nos hemos dado cuenta.
La logopeda valorará también si:
- Dice la r suave o simple (la r en cara, por ejemplo).
- Si la dice, en qué tipo de sílaba está. Por ejemplo, no es lo mismo decir cara que carta o drama.
- Si no la dice, si es capaz de repetirla. Y si no, qué hace cuando aparece. Por ejemplo, puede sustituirla por otro fonema, decirla distorsionada, entre otras.
- Si dice la r fuerte (la r en corre, por ejemplo).
- Si la dice, en qué posición está dentro de la palabra. Por ejemplo, no es lo mismo decir roca que carro.
- Si es capaz de repetirla o no.
- E, igualmente, verá qué hace si no es capaz de decirla: si la cambia por otro fonema, la omite, entre otras.
Habitualmente resulta más fácil que una niña o niño consiga decir la erre cuando ya dice la r suave o simple. Si no, puede que tome algo más de tiempo pero seguramente lo consiga del mismo modo.
Mientras, podemos darle siempre el modelo correcto de las palabras en lugar de corregir directamente. Por ejemplo:
- Padre: mira, allí hay una heladería. ¿De qué quieres el helado?
- Hija: ¡quiero un helado de tudón!
- Padre: ¡ah, vale! Entonces, ¿vas a pedir un helado de turrón?
- Hija: ¡sí, de tudón!
En ese diálogo, vemos como el padre repite la palabra que la hija no ha articulado correctamente, en este caso, «turrón». La hija vuelve a decir «tudón» pero ha estado escuchando el modelo correcto siempre.
Lo que no debemos hacer es ponernos insistentes y obligar a que repita las palabras que no articule de manera correcta. En muchos casos, el niño o niña ya es consciente de que no pronuncia la r y lo único que podemos conseguir es que se frustre aún más.
Tampoco debemos ponernos a «hacer caras» o praxias delante de un espejo. No existe suficiente evidencia que apoye que ese tipo de ejercicios son útiles para conseguir que los niños aprendan a articular los fonemas.
Pero una vez que la logopeda y el niño o niña comiencen a trabajar, nuestro papel como madres y padres es fundamental: el apoyo familiar va a servir para que la niña o niño comiencen a generalizar cuanto antes lo aprendido.
Concluyendo, la r es la que más preocupaciones causa al ser el último sonido que consiguen articular los niños normalmente. No obstante, es interesante corregir su dicción si es posible para evitar errores en la escritura. Es importante no forzar nunca a que la niña o niño la digan. Si aún así continúas con dudas, recuerda puedes encontrarme en mihijonohabla.com.
Referencias
Bosch, Laura. (2003). Evaluación fonológica del habla infantil. Barcelona: Masson
Susanibar, Franklin & Condori, Oscar & Chocano, Alejandro. (2013). Adquisición fonética-fonológica – Phonetics-phonologicalacquisition. Vol. 1(1). 19-36.
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